Las innovadoras elaboraciones del chef Mateu Blanch sorprenden por su originalidad en los diseños y sabores
“A nadie le marga un dulce”, afirma el dicho. Pero si además el dulce es una de las novedades de la carta de postres del Caravista, la felicidad está asegurada. Y es que Mateu Blanch ha incorporado a su catálogo de elaboraciones dulces un rosario de deliciosas creaciones que sorprenden por su originalidad. Una originalidad en la estética y los sabores, que hará las delicias de los gourmets en general y de los amantes de la buena repostería en concreto. Una mezcla de tradición, innovación y fusión de culturas gastronómicas. Sin olvidar otra novedad importante: la creación de la “copa maridaje”, la posibilidad –opcional– de combinar el postre elegido con un licor, un cava o un vino dulce cuidadosamente seleccionados para realzar el sabor de cada elaboración.
El abanico de novedades dulces se abre con el Babà Rom, un tipo de bizcocho cremoso típico de Nápoles bañado en almíbar de ron y helado de canela; Maremoto Sacher en Vivo, un brownie cremoso con helado de albaricoque, ganache de amarula y un chocolate 70% que se abre sobre el plato al servirlo; la Piña cocada, de influencia latinoamericana, una macedonia de piña fresca osmotizada, almíbar de hierba luisa y helado de cocada (espuma de coco natural) y Nuestra tarta de queso, una elaboración sólido-líquida de quesos con coulis de frutos del bosque.
Mención especial merecen dos elaboraciones con una singular presentación que recrea la imagen de una vela: el Tiramisú Candela Número 1, un bizcocho de aviario con esponjoso de mascarpone, Amaretto, café y cacao, y las Fresas con nata Candel número 2, que incluye fresas impregnadas, panacota ligera, caviar de vainilla y tierra roja.
Los cambios para la temporada de verano no acaban aquí, ya que dos de los postres de la carta ya consolidados incorporan un nuevo planteamiento. Es el caso de la orelleta Lemon pie, servida en pala de pizzería, y de la Versión de Ferrero Rocher Gold en el Plato, coronada ahora con una lluvia de toppings.
Más allá de estas novedades, el Caravista mantiene sus postres clásicos, como son la Torrija leridana, la Banda de manzana, el Flan romántico y el Couland de chocolate blanco sin gluten, así como los helados y los sorbetes de sabores variados.
Las creaciones de esta carta de postres, además, se pueden maridar con licores o vinos como un ron El Diplomático Reserva Exclusiva, un Esperit de Cacau del Celler de Can Roca, un cava dulce Cuvée Prestige Malvasia, un Tokaji 5 Puttonyos, un Jaanithanso Ice Sider, un Spätlese Riesling, un Pedro Ximénez 1927, un Par de Naranja o un Tintilla de Rota.
En el Caravista cuidamos todos y cada uno de los platos que elaboramos, desde los entrantes hasta el postre, sin dejar nunca de lado la imaginación y la calidad. Un buen postre es la garantía, no lo dudes, de una comida “con final feliz”.